Alimentación
Costumbres de la región

Alimentación.
Los Putimaes se alimentaban generalmente de animales silvestres que cazaban en los bosques, como dantas, guaguas, zainos y guatines; de aves, especialmente paujil y torcaza, o de peces que abundaban en los ríos y quebradas. De estos se conoce actualmente el gorrón y el barbudo. Cultivaban el maíz, la yuca y el fríjol de bejuco, utilizaban también el zapallo y la arracacha y las frutas que pródigamente les ofrecía la naturaleza.
Vivienda: Sus viviendas eran sencillas construcciones de techo pajizo - bohíos-, en forma circular, levantadas. sobre paredes de guadua o madera recubiertas con hojas de palma, sin puertas ni ventanas. Algunos grupos rodeaban sus casas con cercados de guadua o madera.

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Costumbres de la región

Vestuario.
Aunque en pequeño, los nativos residentes en el acentamiento que dió origen a la ciudad de Tuluá cultivaban el algodón y la hilaban en usos de barro quemado o de madera y con ese hilo fabricaban mantas que solo usaban en las ceremonias, pues generalmente andaban desnudos o cubiertos con pequeños "taparrabos" de hojas de palmiche. Con hilo el mismo fabricaban atarrayas (redes) para pescar.
Parque Boyacá.
Historia de Tuluá

Construcción del parque principal de Tuluá.
Tuluá consiguió su verdadero desarrollo al promediar la segunda mitad del siglo XIX, aún cuando su conformación bien puede garantizarse como hecha desde el siglo XVIII, cuando se fue integrando sobre la margen derecha del río y alrededor de la que hoy en día es la calle Sarmiento. Entre 1.830 y 1.870 el río presento un cambio de curso y en vez de correr del Rumor hasta Campoalegre y de allí por lo que hoy es la carrera 24 hasta Playas y las Delicias, cambio el rumbo en una creciente desde la curva de El Rumor y comenzó a correr por donde más o menos hoy es su curso final, dejando la ciudad que desarrollaba sobre la margen izquierda.
Por la misma época, comienza a llegar a Tuluá los primeros eslabones de la colonización paisa y empieza a hablarse de la construcción del Ferrocarril del Pacífico; el que no llega a Tuluá hasta la década del 20. Es en este siglo cuando la ciudad da el gran salto hacia adelante.
Actualmente, el Parque Boyacá, con el que todos crecimos (El parque de las palomas caidas), fue remodelado totalmente y ahora es la nueva Plaza de Boyacá, con un aspecto mucho mas limpio y agradable a la vista aunque hay que destacar que se perdió gran parte de su flora y su fauna.